Por Félix Pineda

Seguimos aún con la pandemia y sus secuelas en el desempleo y la economía, con crisis logística incluida, y ahora la población mundial enfrenta adicionalmente las consecuencias de una guerra en el este de Europa; un panorama todavía más cargado de incertidumbre sobre las repercusiones de corto, mediano y largo plazo por ambos eventos.

Con todo ello las empresas que requieren adquirir materias primas, insumos o bienes terminados de cualquier tipo, ahora tienen que asumir precios más altos, esperar mayor tiempo para que sus proveedores fabriquen y despachen las mercancías y se requiere más tiempo de tránsito para que las mismas lleguen a los puertos costarricenses. Además, con la situación financiera generada los proveedores reducen o cierran las escasas facilidades de crédito comercial que ofrecían a ciertos compradores preferenciales. Y, por otro lado, las entidades bancarias están tomando posiciones relativamente más conservadoras en el otorgamiento de crédito, lo cual aumenta la dificultad de acceso a los recursos financieros requeridos para la reactivación del golpeado sector empresarial.

Muy compleja realidad, pero estamos obligados a ver toda esa situación de manera positiva y proactiva; las medianas y pequeñas empresas tienen al frente un año muy retador, ya que al estrujarse su flujo de caja se incrementan de manera importante las necesidades de capital de trabajo y deben encontrar maneras diferentes para financiar las compras y las ventas y en fin su crecimiento y su fortalecimiento.

“Supply chain finance” o “Trade finance” son un conjunto de soluciones financieras especializadas que abarcan el ciclo de negocios y permiten contar con recursos para cubrir las necesidades de flujo de caja requeridas para adquirir y vender diversidad de bienes. Las soluciones financieras de CRECE están orientadas precisamente a apoyar y facilitar recursos para que las empresas que cuentan con órdenes de compra puedan cancelarlos y así incrementen su actividad económica.

09 Marzo 2022